sábado, 26 de noviembre de 2011

No estáis invitados a mi entierro

Ni conocidos, ni amigos de conocidos, ni conocidos de vista y sin ver.
Nadie que halla tenido algo que ver conmigo, gente que me deba dinero o le halla pagado algún que otro tren hacia ninguna parte.
Está prohibida la entrada a amigos, conocidos y parientes de estos, antiguos compañeros, compañeros a medias, y los que nunca lo han sido. Personas de mi infancia, profesores, alcaldes o cualquier otra persona que le de pena, o simplemente le gusten las falacias y comprobar que sí, que me he muerto de verdad. Nada de vecinos
Tampoco están invitados, todos aquellos primos lejanos que ni siquiera conozco, sigue estando la entrada prohibida a mejores amigos, amigos y aquellos que intentaron fallidamente serlo. Nada de novios, ex novios, amantes, o cualquier persona que tuviera contacto con mis labios o las manos en mi corazón.
Fuera psicópatas y obsesos si alguna vez los ha habido. 
Al fin y al cabo, ese día dejareis de tener parentesco alguno conmigo, si alguna vez lo habéis tenido.
Y por supuesto, nada de flores, velas, o mariconadas religiosas.
Quiero fuego, ruido y música.